Con voz propia... Protagonismos en la emigración
“quiero mencionar los negocios que hoy ya no están por los cambios que acontecieron con el devenir de los tiempos, todos ellos que pertenecieron a emprendedores fermosellanos: LA REINA, Suipacha y Bartolomé Mitre, tres pisos dedicados a la ropa de cama, finísimas y soberbias colchas, mantelería bordada, electricidad, muebles de estilo, todo de calidad. EL ENCAJE FERMOSELLANO, en Carlos Pellegrini y Lavalle, vendían encajes, mantelería, bordados y hasta manteles bordados para bóvedas de cementerio, mantelería de iglesia, etc.”
Natividad Carrera Marcos, De inmigrantes fermosellanos. I Premio Memoria de la Emigración Zamorana
“Mi abuela Felipa fue una mujer valiente, abnegada, trabajadora, que con un nivel precario de instrucción pero con una inteligencia preclara, era el alma de la empresa comercial. Se desempeñó con total idoneidad, satisfaciendo los gustos de clientes de variado nivel económico. Constituía con su esposo el núcleo de una familia que se completó con dos hijas nacidas en Argentina, Elena y Carmen.”
Dora Funcia Fermoselle, Mis abuelos, mi padre, inmigrantes. Una obra en dos partes. I Premio Memoria de la Emigración Zamorana
“Llegado el año mil novecientos diecisiete, viendo que la venta de géneros y puntillas había adquirido mayor interés en la rama de fabricantes de ataúdes, resuelve también instalar una fábrica de herrajes de aluminio para ese uso, por lo que compra una casa con galpón para vivienda y la instalación de esa industria. Su visión de los negocios le permite adquirir varias propiedades como forma de capitalizarse y obtener otras rentas.”
Alfredo Julián Miranda, Vivencias de un emigrante zamorano en la Argentina. I Premio Memoria de la Emigración Zamorana
“En la década del veinte, Nicolás, uno de los hijos de Benito, viaja a América y se dirige a Cuba donde realiza diversos trabajos. Luego viaja junto a un compañero a Panamá para trabajar en la construcción del canal ya que era un trabajo muy bien remunerado. Después decide viajar a EE.UU. y en el año 1929, huyendo de la crisis de Wall Street, se dirige a México donde se instala para siempre. Allí se le reúne su hermano Cayo y luego de distintos emprendimientos…”.
Mirta Haydée Zapata, Tributo a la historia de una familia de emigrantes de comienzos del siglo XX. I Premio Memoria de la Emigración Zamorana
“En 1953 ingresé en un importante grupo empresarial venezolano me ofrecieron la gerencia de una de sus empresas, la cual acepté y en la que permanecí por diez años hasta octubre de 1963 donde alcancé la Vicepresidencia de una empresa del grupo, El Almacén Agrícola C.A.”.
José Luis de Páramo Cerní, Memorias de un español del siglo XX. II Premio Memoria de la Emigración Castellana y Leonesa
“En conclusión, el status económico y social del joven Gago se había visto modificado en menos de veinte años, gracias al esfuerzo personal y por la vía de la educación recibida, que lo colocaba en la posición de empresario próspero siempre ligado a la vida social de la comunidad en la que había nacido, y con clara disposición a dar el salto consecuente para ingresar en la vida política del país.”
Silvia Tchordonkian y Jorge Saborido, Entre Buenos Aires y Mendoza. Dos historias de zamoranos lejos de su tierra. IV Premio Memoria de la emigración castellana y leonesa
“vivo en los Estados Unidos y soy nieta de Cayetano García Madrigal, un macoterano, que nació en febrero de 1892 (…) En 1940, Cayetano y Eulalia poseían ya una granja de veinticinco hectáreas, que dedicaron al cultivo de la zanahoria, y donde separaron un trozo de terreno, que dedicaron a huerto. Debido a sus grandes cosechas de zanahorias, se vio obligado a hacerse con una empresa de camiones para distribuir las mercancías por todo el Condado de Santa Clara. Se convirtió en el pionero de Sunnyvale. Se le conocía como el “rey Zanahoria”.
Eutimio Cuesta Hernández, Los caminos de la emigración: Macotera, Salamanca. IV Premio Memoria de la emigración castellana y leonesa
“La abuela Mariana, mujer de carácter, emprendedora, con apertura para toda comunicación, servicial. Aprendió a leer, pues sentía su “necesidad” para poder participar. Muy dispuesta para los negocios: buscar el mejor precio de venta para los productos del campo o la compra de algún insumo. En un vagón recorre la zona para cerrar negocios o buscar mejor precio para la venta de la cosecha. (…) Una tristeza siempre rondaba en su mente la añoranza de su España”.
Ana María García, Historia de una familia. De León, Garaño y Vega de Caballeros, a Mar Chiquita y Mar del Plata. IV Premio Memoria de la emigración castellana y leonesa