Sala 8
El rastro documental vivo de esta comunidad
El rastro documental vivo de esta comunidad
Durante mucho tiempo se ha visto la emigración, no como una oportunidad en ciertos aspectos para los lugares de donde parte, sino sólo como una manifestación del atraso comparativo de dichos lugares. Por ello, se le prestó una insuficiente atención académica y durante años y un casi nulo interés por parte de las administraciones concernidas por la misma. Eso explica que, a lo largo del siglo XIX, cuando ya hay contingentes emigratorios significativos que han dado lugar en América y en España a las primeras asociaciones, en estas provincias apenas se conozcan, la opinión pública no tenga noticias de ellas y la prensa solo las mencione de pasada al hablar del “drama” de la emigración.
Las familias, en cambio, sí tenían noticias de sus emigrantes y leían, releían y comentaban las noticias que con dificultad llegaban de los mismos en formato de cartas, postales o fotos dedicadas. Pero este rastro no siempre era fácil de mantener, especialmente cuando iban falleciendo los destinatarios directos de los mismos: padres, abuelos, hermanos o tíos. Además, esas cartas albergaban información muy valiosa para conocer las circunstancias de la emigración, pero también información que los destinatarios
reservaban celosamente de forma privada.
Las asociaciones fueron conformando sus fondos documentales, en parte también por las exigencias administrativas en los nuevos ámbitos donde se habían fundado. Con el paso del tiempo la vida de muchas de estas asociaciones gira en torno a un grupo de personas más implicadas, que se suceden sin mucha renovación en la dirección de las mismas. La reducción de actividad y asociados, al disminuir el contingente emigratorio en ciertos periodos determina, en ocasiones, la desaparición de algunas asociaciones, o la fusión con otras para mantenerse vivas. En esos casos parte de la documentación que, en muchas ocasiones, se custodia en casas particulares, no siempre se mantiene.
Acuciados por problemas que se perciben como más perentorios, desde las administraciones provinciales y municipales, a veces se prestó poca atención a las comunicaciones y propuestas de los emigrantes de sus pueblos y provincias, más allá de las ayudas que aportan en muchos casos, como hemos visto. Pero lo que no se conoce pierde una parte significativa de su existencia social y además no se valora. Y esa pérdida es importante tanto para los propios emigrantes como para los lugares de donde salieron.
Como hemos señalado, la emigración, en sus diversas etapas, constituye en estas tierras de Castilla y León uno de los procesos de más incidencia en la época contemporánea, algo sobre lo que incidía repetidamente el conocido sociólogo zamorano Amando de Miguel. Es un proceso que se manifestó inevitable por el diferencial de riqueza existente y esperable entre la mayoría de estas provincias y otros ámbitos territoriales. Y no debemos olvidar de que aquí es fundamentalmente una emigración de motivación económica.
Pero además, la actuación de esos emigrantes es muy notable en los lugares de llegada y también en los de procedencia, con los que la mayoría mantienen una vinculación que en grado diverso intentan trasmitir a sus descendientes. Hoy, con las nuevas formas de comunicación, ha aflorado y se ha intensificado esa vinculación.
De lo expuesto se deriva la importancia de conformar, mantener y divulgar el patrimonio documental relacionado con esa realidad tan significativa, hasta hoy, en nuestra Comunidad Autónoma. Una de las conclusiones del reciente Congreso de las Casas Regionales de Castilla y León va en esa dirección y a ello responde este Centro de las Migraciones.