Sala 7
La población vinculada
La población vinculada
Como se ha señalado, en el plano demográfico, el conjunto de las provincias que constituyen hoy Castilla y León, representa un porcentaje muy inferior a lo que suponía a mediados del siglo XIX, momento en que se dan los primeros pasos para la industrialización, también en estas tierras. También en nuestras provincias en el XIX se avanza hacia un modelo demográfico moderno, con progresiva reducción de la mortalidad general e infantil, manteniendo todavía durante casi un siglo tasas de natalidad elevadas.
Como ya hemos señalado la responsable de ese más reducido crecimiento vegetativo de nuestra población, en relación a lo que ocurre en otras partes de España, es la emigración. Las provincias de Castilla y León han estado muy presentes, en grado diverso, en las tres oleadas migratorias: la que se dirige a América, especialmente desde el inicio de la década de los ochenta del XIX, la que tiene como destino ciertos países europeos desde inicios de los sesenta del siglo pasado, y el denominado éxodo rural hacia polos con más dinamismo económico dentro de España, que se intensifica avanzada la década de los cincuenta y no ha parado.
Pero esos que emigraron no se esfumaron sin más en relación con estas tierras. Muchos de ellos, y no pocos de sus descendientes, han mantenido y mantienen una vinculación de distinta intensidad con los lugares donde nacieron. En el censo de 2011 se daba cuenta de esta categoría de “población vinculada”, entendiendo por la misma la que, sin residir en un lugar determinado pasaba, al menos quince, días al año en el mismo. Para el total de las provincias de Castilla y León se aportaba la cifra aproximada de 1.300.000 personas de esa población vinculada. En ese censo de aportaba la cifra global de algo menos de dos millones y medio de personas residiendo en esta Comunidad Autónoma. Lo significativo era que se atribuían esas personas “vinculadas”, al menos en un 75%, a la emigración. Y es así.
Castilla y León ya no llega a los 2.400.000 habitantes pero seguro que su población vinculada se ha incrementado, a la luz de los datos que ahora podemos derivar del estudio de segunda vivienda, datos de telefonía móvil, etc.
Así pues, Castilla y León es numéricamente mucho más que los castellanos y leoneses que residen en sus provincias. La presencia cuantitativa y significación cualitativa de nacidos en estas tierras que residen fuera, y descendientes de los mismos, es muy significativa.
Elementos fundamentales de la acción de esos castellanos y leoneses vinculados son las asociaciones de los mismos en sus lugares de residencia, pero también el tejido asociativo de motivación diversa que esos mismos potencian con residentes y vinculados en favor de sus lugares de origen. Asociacionismo, el histórico, que ha de adaptarse a las nuevas demandas de socios -y posibles socios- y abrirse a la nueva emigración, y el nuevo, virtual pero muy notable). Y asociacionismo generado en torno a los lugares de origen, asociaciones culturales y de diversa índole, pero dinamizadas por quienes están en la emigración, que sirve para poner en valor lo propio, para alertar de deficiencias e impulsar cambios, pero que tiene que tener en cuenta el interés compartido de emigrantes y residentes, empezando por el de estos.